Para aquellos que no tienen claro el concepto de la hipersexualidad, se entiende como la frecuencia o intensidad en las fantasías, impulsos y excitaciones sexuales hasta un punto en que podría sentirse malestar y problemas en la convivencia tanto personal como laboral. No se trata de tener simplemente apetito sexual de manera frecuente, sino de llegar al punto de ser el centro de tu vida.
Este trastorno es más habitual de lo que imaginamos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en España unas 1.600.000 personas están diagnosticadas en 2017 de sufrir hipersexualidad, siendo los hombres la mayoría que padecen esta dependencia sexual (85%), y en menor medida las mujeres (15%), incluso esta organización la ha clasificado de peligroso a niveles emocionales y físicas.
La adicción comienza a salir a la luz durante la adolescencia, aunque hay casos tardíos que llegan a la edad adulta, el uso más temprano de internet hace que el consumo pornográfico sea más fácil y rápido. Prevenir este interés excesivo con clases de educación sexual a los jóvenes puede ser un paso fundamental para disminuir la adicción en adolescentes.
Psiquiátricos y psicólogos han dedicado gran parte de su tiempo en comprender cuales son las conductas de las personas que soportan este obstáculo en su día a día. Tras un estudio exhaustivo, el Doctor Carnes, quien escribió el libro dedicado a la adicción sexual donde expone los siguientes diagnósticos.
- Imposibilidad de resistirse a una conducta sexual.
- Dedicar más tiempo de lo habitual a esta conducta.
P oner esfuerzos inútiles para controlar los impulsos sexuales.
- Ocupar parte de tu tiempo en conseguir el comportamiento sexual.
- Preocuparse por las actuaciones o sentimiento de culpa.
- Dejar de lado temas personales, laborales o sociales por la necesidad de practicar dichas conductas.
- Una vez siendo consciente de que existe el problema, no poder evitar el deseo, tentación o impulso.
- Necesidad de aumentar la frecuencia o el riesgo que supone estas actuaciones.
- Dedicar menos tiempo a otras actividades por culpa de la conducta sexual.
- Sufrir crisis de ansiedad o ira si no es capaz de llevar a cabo sus objetivos sexuales.
Si la persona con dicho trastorno se identifica con estas conductas es porque sufren hipersexualidad. A día de hoy no existe un tratamiento específico que acabe de raíz con ello, la única manera de reducir los impulsos sexuales es a través de terapias o grupos de adictos al sexo, al igual que los adictos al alcohol es conseguir la ‘sobriedad sexual’ un paso importante para iniciar un control que ayude a tener una vida más normal.
Consecuencias de la adicción al sexo
Como hemos visto anteriormente existen conductas que complican el día a día de una persona con hipersexualidad, pero la verdadera cuestión es si realmente se puede convivir con ello y las consecuencias que pueden tener según el nivel que se haya alcanzado.
Depresión:
En el momento que una persona llega a ser consciente de su conducta sexual y, aunque quiera frenar sus necesidades, no es capaz de zanjarlo es entonces cuando los síntomas depresivos aparecen.
Problemas sociales:
La vida que lleva un adicto al sexo no está bien vista por los familiares y amigos. La falta de comprensión y las continuas discusiones sobre el tema deja a la persona afectada aislada por completo de sus relaciones interpersonales.
Ansiedad:
Para un adicto sexual siempre es poco la frecuencia y las veces que tiene relaciones y, por ello, las ansias de querer más y más sexo pueden ser bastantes peligrosas.
Concentración:
Pensar sólo en sexo cuando existen otras preocupaciones más importantes en la cabeza, como el trabajo o la vida personal es una impotencia que los adictos sufren pudiendo perder incluso el empleo o familiares.
Económicas:
Una persona adicta puede generar un coste elevado por la necesidad de consumir pornografía por internet o si tienes relaciones con prostitutas.
En definitiva, si nos preguntamos si la hipersexualidad es un problema serio, a la vista está que son conductas imposibles de controlar y sin ayuda de un profesional, que enseñe a ‘canalizar’ ese deseo incontrolable, es difícil salir de ello acarreando problemas que pueden afectar incluso a tu vida personal y laboral a niveles extremos.